martes, 8 de noviembre de 2011

La naranja mecánica.



La naranja mecánica (cuyo título original es A Clockwork Orange) es una novela de Anthony Burgess, publicada en 1962 y adaptada por Stanley Kubrick en la película homónima aparecida en 1971. Se la considera parte de la tradición de las novelas distópicas británicas, sucesora de trabajos como 1948 y Un mundo feliz.

ARGUMENTO:

Alex es un joven al que le gusta la música de Ludwing van Beethoven y la ultraviolencia, que consiste en dar palizas, violar y realizar todo tipo de actos violentos sin sentido ni finalidad alguna. Sus drugos, (compañeros de fechorías) son otros tres jóvenes de edades aproximadas que comparten la misma filosofía de vida y que lo toman como el líder de su banda. Beben leche-plus, una bebida láctea con alguna droga estimulante, y probablemente alucinógena. 


La acción es narrada por Alex en primera persona en una jerga denominada "nadsat", que Kubrick suavizó un poco en la versión cinematográfica. Burgess, en la novela, creó esta jerga introduciendo términos del ruso junto con otras palabras inventadas por él mismo, con el fin de crear una novela atemporal, cuyo lenguaje nunca pareciera arcaico o desfasado. En las ediciones de la novela suele venir un glosario con el significado de las palabras en nadsat para facilitar la comprensión del lector, que no siempre puede inducir el significado por el contexto. 



Alex es un verdadero psicópata adolescente que disfruta con la violencia y las violaciones. 

En una de sus agresiones comete un asesinato y lo encierran en la cárcel. 

Tras un tiempo entre rejas, le proponen un tratamiento psicológico experimental para eliminar sus impulsos violentos y lascivos a cambio de conmutarle la pena. 

El tratamiento "Ludovico" consiste en sentarlo frente a una pantalla de cine donde se proyectan imágenes de ultraviolencia mientras tiene la cabeza inmovilizada y unos alambres mantienen sus párpados abiertos para que no pueda cerrar los ojos (lo cual tiene cierto parecido con las condiciones en las cuales los prisioneros de la caverna de Platón observan las sombras que son proyectadas sobre el muro para engañarles).


 El tratamiento, genuinamente conductista (enseguida veremos lo que significa), trata de que el cerebro de Alex asocie el malestar físico provocado por las náuseas con la ultraviolencia. El brutal método funciona durante algún tiempo.


 El dilema lo plantea el hecho de que Alex no puede realizar actos violentos o sexuales, pero no porque haya entendido que no debe hacerlos si pretende poder vivir en sociedad. Alex desea con todas sus fuerzas abandonarse a la ultraviolencia y el sexo, pero no puede hacerlo, porque su cuerpo reproduce la sensación de malestar asociada a estos actos debido al tratamiento Ludovico. 

A su salida de la cárcel gracias al tratamiento Ludovico, toda la violencia que Alex había infligido se vuelve contra él. 



EL CONDICIONAMIENTO EN LA NARANJA MECÁNICA 


Esta obra realiza una crítica demoledora al conductismo, una escuela de psicología que practicaba un método llamado "condicionamiento". El conductismo es una escuela psicológica heredera del positivismo filosófico, vigente hasta no hace mucho en psicología. Los psicólogos conductistas consideraban (y consideran) que el método científico exige estudiar cosas tangibles, no hacer suposiciones sobre la mente, o el inconsciente como el psicoanálisis, por ejemplo, que son cosas imposibles de demostrar. La conducta, el comportamiento de un individuo, es observable, y por tanto, se puede experimentar con él y conocer científicamente. 

Por razonable que pueda parecer este planteamiento, el conductismo se resistía y negaba la existencia de la mente como fenómeno, y se limitaba a hablar de "conductas aprendidas". La enfermedad mental no existe puesto que no existe la mente, según el conductismo. Los individuos aprendían según el esquema "estímulo-respuesta", y lo que en planteamientos psicológicos menos científicos se conocía como enfermedades mentales, para estos psicólogos eran conductas mal aprendidas, o conductas aprendidas nocivas para el individuo. 


El condicionamiento, método por excelencia en el conductismo consiste, por ejemplo, en aplicar descargas eléctricas al individuo ante una conducta indeseada para corregirla. En el caso de La Naranja Mecánica se trata de administrar sustancias revulsivas mientras el individuo visiona imágenes que se corresponden con la conducta que se intenta erradicar. Las imágenes serían el estímulo que desencadena como respuesta la conducta extremadamente violenta de Alex. 


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